lunes, 26 de septiembre de 2016

12. Ellos aprenden lo que ven no lo que les decimos

Nosotros los padres, queremos lo mejor para nuestros hijos, quisiéramos evitarles todo dolor físico o emocional, porque queremos que sean felices, y cuando no lo son, sufrimos más que ellos, hacemos todo y de todo y muchas veces no lo logramos generándonos frustración.

A veces lidiamos con nuestra propia vida y encima queremos cargar en nuestros hombros sus penas, sin darnos cuenta que eso nos nubla y no nos permite “ocuparnos en una mejor solución” sino por el contrario nos preocupamos y angustiamos.

Yo amo a mis hijos, con toda mi alma y quiero lo mejor para ellos, y como seres humanos a veces tienen sus conflictos internos y por más que intento “abrirle su cerebro” para que vean la vida de una mejor manera, no siempre lo logro.

Yo aprendí muchas cosas a través del dolor y mucho sufrimiento, ¿qué me hace pensar que ellos aprenderán solo con las experiencias bonitas? El amor de padres nos ciega!

Ahora entiendo que inclusive nuestros hijos tienen un proceso de aprendizaje, de madurez y sabiduría. Como papás podemos darles lo mejor, pero evitemos “imponer”, por más que le digamos: no toques la rosa, tiene espinas y te puedes hincar, no entienden lo que significa hasta que tocan las espinas y se hincan.

Cada quien ha de vivir su propia experiencia y sacar su aprendizaje, son nuestros hijos, estemos con ellos, ayudémoslo, pero evita cargarlo en tus hombros. ¿Quieres ayudarlo? Primero tú tienes que estar bien, pues nadie da lo que no tiene, no pretendas ayudar sino sabes ayudarte a ti misma…

No les digas que luchen por lo que quieren, por tener lo mejor, cuando tu estás metid@ en el lodo de la angustia o sufrimiento.

Finalmente nuestros hijos repiten y aprenden en su propio proceso y momento no lo que les dices, sino lo que les demuestras.

¿Qué ejemplo le estás dando?


Leer más...

viernes, 23 de septiembre de 2016

11. Nuestras palabras, nuestros hijos

Hace algunos meses fui con mis hijos al Club, nos alojamos en un bungalow. Éramos varias personas por eso yo dormía con mi Gabrielito en una cama de plaza y media. Al dormir lo abrazaba pues tenía temor que se cayera de la cama.

Un momento estuvo muy al filo y lo jalé hacia mí, él se despertó y le dije: Hijito ven más hacia mí para evitar te caigas de la cama, y el medio dormido me dijo: “mamá no me voy a caer, yo estoy protegido por ti!

La verdad me asombró gratamente su respuesta, y me di cuenta una vez más lo importante de nuestras palabras.

Cada vez que mi Gabrielito me dice que le tiene miedo a algo, yo siempre le digo  que él está protegido por mí, que yo estoy en su corazón y que lo amo, que siempre le irá bien  y que por eso debe confiar en sí mismo.


Una vez más me di cuenta de la importancia de nuestras palabras,  si los alimentamos con amor, si evitamos infundirles nuestros temores, si los dejamos actuar con libertad, sin dejar de vigilarlos, ayudaremos a que nuestros hijos sean más libres, más confiados, más seguros y por lo tanto serán más felices y el mundo será mejor.
Leer más...

lunes, 19 de septiembre de 2016

10. Nuestros hijos imitan lo que ven de nosotros

Cuando estuve en Disney con mi gemela y con mi Luis Alonso, fue una aventura increíble, él a  sus cortos 7 años quería subirse a todas las montañas rusas posibles.
Sinceramente a mí me daba pavor cualquier montaña rusa, pero estaba su tía dispuesta a subirse a cualquier montaña rusa con él, así que no me preocupaba.

Recuerdo mucho, que estábamos haciendo cola para que ellos se subieran a la primera montaña rusa, y en eso mi hijo me dijo: “mamá, súbete con nosotros”, y yo le dije: “no hay forma, no me gusta, tengo pánico, no puedo”, y en eso él me dijo: “mamá, siempre me dices que enfrente mis temores, ¿Por qué no enfrentas los tuyos?”. Para mí fue como un baldazo de agua fría, ¿Qué respuesta había ante eso? ¿Qué ejemplo le daba a mi hijo? El me dio una gran lección: Enfrenta!

Es cierto que estaba aterrorizada, pero lo hice! Debía ser consecuente, y aprendí que nuestros hijos no siguen lo que les decimos, sino los que nos ven hacer.

A veces no existe una armonía entre lo que decimos y hacemos y el ejemplo es el que arrastra. ¿Queremos una vida mejor para nosotros? ¿Queremos una vida mejor para nuestros hijos? ¿Queremos una vida mejor en nuestro entorno? Pues debemos ser el ejemplo. A veces es difícil, pero si pensamos en eso, nos apoyamos en “es difícil” y ni siquiera lo intentamos, y sin darnos cuenta, nos quedamos en una zona de confort que no nos hace feliz.


¿Dónde estás tú? En el grupo que dice: “es difícil, trato pero no puedo”; o en los que se olvidan del “tratan” y simplemente lo hacen!
Leer más...

viernes, 16 de septiembre de 2016

9. La sobreprotección de nuestros hijos


Hace poco me escribió una mamá contándome como se sentía por haber sobreprotegido a su hija y las consecuencias que esto ocasionó.

Me hizo recordar cuando mi Luis Alonso tenía un año y comenzaba con sus primeros pasos.  Yo tenía muchos temores, y sin darme cuenta lo recontra sobreprotegí, yo quería que mi hijo sintiese de manera tangible mi amor cada momento, y sí que lo logré pero también le trasladé mis temores generando inseguridad.

Al ser consciente de esto me sentí muy culpable, y la culpa por dentro carcome, y es que tenía apenas 3 o 4 años. Recuerdo que lo llevé donde una gran psicóloga que hasta hoy recomiendo (Silvia Revilla), y ahí entendí que si quería que mi hijo recobrara su seguridad, primero tenía que dejar de sentirme culpable, y  tenía que trabajar en mis temores. Fue muy duro, porque con la primera persona que tenía que enfrentarme era conmigo misma.

Nadie trae un hijo al mundo para perjudicarlo, como mamás queremos darles lo mejor, y le damos lo mejor desde lo que aprendimos o interpretamos, nuestro motor es el amor y por ese amor, comencemos por perdonarnos. Es el primer paso, perdónate por tus errores!

¿Deseas cambiar ese sentimiento? ¿Deseas sentirme mejor con esa experiencia? ¿Quieres hacer algo por tu hijo? Comienza por perdonarte, pues la culpa es como una venda en los ojos que no nos permite mirar con transparencia.

Yo en este camino aprendí que sí podemos liberarnos y que si piensas que es difícil jamás avanzarás. Primero ocúpate en ti antes de querer hacer algo por tu hijo, nadie da lo que no tiene, “un manco no le puede dar la mano a otro manco”. Así que construye tus manos, tú puedes! Perdónate y libérate. Sí se puede.

Sin culpa, la sabiduría te llega, créeme, te llega.


Te invito a que mires este video, estoy segura te ayudará.


Leer más...

martes, 13 de septiembre de 2016

8. Como el primer día de clases

Hoy quiero comenzar mi día expresando mi agradecimiento a mis clientes que vienen cada día a mi Oficina de Coaching. Gracias a todos por escribirme inbox, por leerme, me encanta, pues yo también aprendo de ustedes.

Hoy recordé el primer día de clases de mi Luis Alonso, apenas tenía 1 año 8 meses, hace ya como 11 años.  Salió emocionado de la casa, con su uniforme y con su lonchera, pero cuando llegamos al Nido, simplemente no quería entrar, recuerdo que entré con él y me quedé por varios minutos acompañándolo para que se sintiese seguro, y luego lo dejé. Pero, ¿qué creen? No me fui, estaba tras la ventana mirándolo, ansiosa y preocupada porque quería obviamente que todo el tiempo esté feliz, creo que me quedé como un par de horas, observándolo, luego estuve rondando el Nido hasta la hora de salida, yo tenía mucho miedo, era algo nuevo para él, y también tenía miedo que las profesoras no lo trataran con el cariño adecuado para mí. Yo estaba a la expectativa, si algo le hacían, las garras me salían. Finalmente mi hijito estuvo tranquilo y de ahí salió feliz! Y ¿qué pasó conmigo? Si bien tenía la emoción de esa nueva experiencia, no disfruté todo el proceso, porque estaba llena de temores, era mi bebé y se lo estaba dejando a la “vida”.

Qué curioso, a veces eso también nos pasa en otras situaciones, cuando se trata de emprender algo nuevo, algún proyecto, y sobre todo cuando es algo que nos apasiona,  tenemos mucho miedo “echarlo andar”, porque es nuestro “bebé” y tememos que “no camine bien”, y qué hacemos muchas veces, solo nos permitimos disfrutarlo en nuestra imaginación, por el miedo, por la ansiedad, y si lo echamos andar,  estamos tan angustiados en el proceso, que las cosas no caminan, o se caen, y no nos damos cuenta que cuando embarramos nuestros proyectos o sueños con temores y ansiedades, nuestra mente no está enfocada en el sueño sino en los miedos y eso es lo que hace que en el camino se detenga, y entonces, no son las circunstancias, sino, nosotros mismos que interiormente no estamos lo suficientemente fortalecidos para ir con coraje y no aprendemos a veces a disfrutar el proceso que es lo más importante y que por increíble que les parezca es el disfrute del proceso lo que realmente nos hace tocar nuestro sueño.

Yo por muchos años solo lo “disfrutaba” en mi imaginación, pues tenía muchos “peros” y todos válidos, pero gracias a las herramientas de la Programación Neurolingüística  (PNL), pude disminuir y en algunos casos eliminar muchos temores que me impedían avanzar.

¿Qué haces tú? ¿Disfrutas el proceso de lo que emprendes? o por los temores que tienes ¿Lo disfrutas en tu imaginación? Lo que realmente quieres ¿Lo estás haciendo? Y si aún tu respuesta es “no”, ¿Harás algo por ti?, o ¿Seguirás esperando que la vida pase?


Recuerda algo, no importa qué estés viviendo ahorita, si realmente lo deseas, lo puedes lograr.
Leer más...

viernes, 9 de septiembre de 2016

7. Aprendamos a ser como los niños

Se dice que todos tenemos un niño dentro, y ¿Qué es ser un niño? El niño es un ser libre, se deja llevar por lo que quiere, no se pregunta si es correcto,  si quiere lo hace, no piensa en que va a decir la gente o en cuanto será su esfuerzo o en qué vergüenza le da, solo disfruta su momento.

Nosotros los adultos a veces castramos a nuestros hijos sin darnos cuenta con nuestras palabras: “no lo hagas”  “te vas a caer” “quédate quieto” “no saltes” “no corras”, “no trepes”, “está en una matiné, ve dulces y corre para coger uno, y nosotros le decimos, no es el momento”… existe un rotundo NO en su cabecita cuando ni siquiera lo han intentado, y eso, sin darnos cuenta, a veces hace que crezcan inseguros.

Si lo cambiamos por: “sé que puedes hacerlo, solo ten cuidado”, claro sin dejar de estar pendientes de ellos; si no es el “momento de coger el dulce” pues que pida permiso; si los alentamos a que sí pueden, crecerán seguros y si están en una situación que de repente no es para su edad, eviten decir no, ayúdenlo, pues eso aumentará su autoestima.

Y nosotros, aprendamos a ser como esos niños, sin tanto prejuicio, hagamos lo que nos nazca, baila, canta, ríe, salta, juega, sobre todo disfruta!!

Yo estuve en el Museo de Cera en México y entre tantos personajes, me encontré con el Chavo del 8 y con los personajes del cuento de los Tres Cochinitos, cada uno en un ambiente con sus canciones respectivas. Saben, me importo un pepino quienes estaban, lo disfruté como una niña, aunque parezca increíble esas pequeños disfrutes son una metáfora viva que te ayudan a darle punche y rienda a suelta a tus sueños, a tus metas.

¿Quieres lograr grandes cosas? Atrévete hacer cosas pequeñas primero. ¿Qué dices? ¿Te animas a “soltar” ese niño que tienes dentro una vez por semana?

Recuerda, tus hijos no hacen lo que les dicen, repiten lo que ven de ti!



Leer más...

lunes, 5 de septiembre de 2016

6. Mi hijo y el árbol

Recuerdo que hace algún tiempo fui con mi hijo mayor al parque a jugar, y se quiso subir a un árbol que era medio difícil para trepar. No voy a negar que sentí un poco de nervios. ¿Recuerdan?, “es mi bebe” pero entiendo ahora que no debo decirle: “es peligroso”, “no se puede”, sería como limpiarle las manos sin que se hayan ensuciado. Por el contrario, tenía que darle ánimos, estar a su lado sí, pero no debía dirigirlo en donde tenía que poner cada pie, el debía hacerlo sólo!.

Yo solo le decía, tú puedes! Eres muy inteligente! y cuando sentía un poco de temor y pensaba en bajarse, le decía: enfócate en lo que quieres hijo, yo sé que puedes, eres más grande que tus temores. Y él comenzó a decirse: Si puedo, es fácil y lo estoy haciendo, si puedo, es fácil y estoy subiendo, y lo repetía una y otra vez... hasta que subió a donde quiso.

Lo miré y le dije: vez que puedes, eres un campeón, estoy orgullosa de ti... él simplemente estaba feliz. Y estoy segura que si sigo fomentando eso, cuando sea grande, tomará la vida así... irá por donde realmente desea ir, no por donde sus temores lo quieran dirigir.

Me pregunto qué hubiese pasado si yo le hubiese dicho, no lo hagas, es peligroso, qué miedo, estás loco, te puedes caer, finalmente, es simplemente un árbol… siendo un niño no hubiese subido, y ¿cómo creen que sería de grande? Sería una persona insegura o temerosa, incapaz de ir hacia donde quiere.

Y es que eso nos pasa en la vida con cosas simples, “nos da roche”, “nos da vergüenza” y lo peor, nos quedamos “contemplando” lo que queremos y no lo tocamos, porque nos invade nuestros pensamientos de: ¿podré yo? ¡Qué difícil!, ¡qué miedo!

Te propongo algo, piensa en algo que deseas hacer y si te da temor, “estate presente” en las cosas que te dices, en las cosas que te imaginas y en lo que todo eso te hace sentir, es más escríbelo,  y luego escríbeme por inbox y te voy a regalar una técnica para que aprendas a eliminar ese tipo de pensamientos. Evita pensar, qué vergüenza, cómo le voy a contar! Por vergüenza nos perdemos cosas buenas, yo he sido un manojo de miles de cosas y cuando decidí dejar la vergüenza atrás, me liberé. Estoy aquí para ayudarte en lo que pueda, pero es tu decisión.


Leer más...

jueves, 1 de septiembre de 2016

5. Mi primer embarazo

Hoy recordaba la primera vez que salí embarazada, fue un embarazo no programado, pues recién me había casado, fue una gran sorpresa y también una gran felicidad. Me entusiasmé mucho con el hecho de ser mamá. Recuerdo que fui a mi primer control y apenas y se veía el punto de implantación, a los días, tenía un pequeño sangrado, me asusté mucho y el doctor me dijo que solo había que esperar a ver la evolución y me dio descanso médico; yo le pregunté cómo sabía yo si es que lo estaba perdiendo y él me dijo que  de darse el caso sentiría un dolor intenso en la cintura.

Yo me quedé en cama como 15 días, leía sobre maternidad, me movía tan solo para ir al baño, así pasaron como 20 días, sin dolor intenso pero con un pequeño sangrado. Mi sangrado cesó y decidí tener otra opinión, me fui ilusionada  con mi vhs en aquel entonces para la grabación de mi primera ecografía, tenía para ese entonces dos meses y medio. Cuando me hicieron la ecografía, grande fue mi sorpresa cuando la ecógrafa me pregunto: Señora, usted está embarazada?. Sentí una tremenda impresión, claro que sí! le dije, ya tengo dos meses y medio. Y ella me dijo, señora le sugiero que vaya donde el ginecólogo…

No saben, el dolor inmenso que pude sentir en ese momento, sentí como si hubiese estado corriendo y corriendo feliz y me choqué con una gran pared que no vi.. Estaba desconsolada. No sabía que había perdido a mi bebe, el crecimiento se detuvo y por eso no hubo ese dolor intenso.

La tristeza me invadió inmensamente, no quería ver a nadie, no quería hablar con nadie, poco a poco con el pasar de las semanas, me calmé, solo que por dentro me quedó esa espinita de querer ser mamá, y me obsesioné, a la vez que buscaba embarazarme, cada día incrementaba mi ansiedad, y mi desilusión cuando mes a mes no había embarazo.

Eso a veces nos pasa en nuestra vida, estamos encaminados hacia algo, o estamos felices porque tenemos algo y de pronto, por alguna razón, eso se nos va de la mano, y que hacemos? Nos desilusionamos, nos entristecemos, y claro, somos seres humanos con sentimientos, el tema es cuando esa tristeza, se convierte en temor o ansiedad y forma parte de nuestra vida, impidiéndonos seguir nuestro camino. A veces nuestro camino está al lado de nosotros pero nuestros propios temores nos alejan.

Cuando me di cuenta que había caído en un circulo sin salida, decidí calmarme y pensé que el bebé llegaría cuando tenga que llegar, y así fue, ese mes que interiormente me sentí tranquila, Dios, me bendice con un bebé hermoso que ahora tiene 13 años.
Pregúntate si es que hay dentro de ti esos “temores” o esas “creencias” que te alejan de tu camino. Si estás en tu camino, excelente!!! Pero si no… evita pensar en las situaciones externas que te alejan, pues muchas veces lo que nos aleja está dentro de nosotros mismos.

Y si no sabes cómo, solo escríbeme que con gusto te daré una herramienta que te aseguro puede ayudarte.


Leer más...