viernes, 7 de octubre de 2016

14. Jugando tenis en la sala

Recuerdo cuando mi Gabriel tenía 4 años, quería jugar “tenis” y era de noche, y yo me dije ¿y por qué no? Y jugamos un momento en el pasadizo de la sala, al final me dijo: gracias mamá por hacerme feliz.

Ellos no buscan el lugar y el momento adecuado, ellos simplemente se dejan llevar por lo que sienten. De alguna manera deberíamos ser como ellos, dejarnos llevar por lo que sentimos. La vida, los prejuicios, la rutina, y las “razones” nos envuelven de tal manera que muchas veces no disfrutamos el día a día porque esperamos algo “diferente” o un “momento especial” para hacerlo, cuando lo diferente y especial lo podemos hacer aquí y ahora con nuestros pensamientos.

Podemos darle cada día un momento especial a nuestros hijos,  con pequeños detalles podemos enseñarles a que sí se puede ir por nuestros sueños.

Deja de envolverte por la rutina, evita pretender que ellos entiendan y se pongan a nuestro nivel de adultos, por el contrario, pongámonos a su nivel, y démonos un chanche, no solo a ellos sino a nosotros mismos, esa píldora de amor diaria es increíblemente satisfactoria.

Y si no tienes hijos, pues date el permiso de hacer algo por ti cada día, algo que te guste, algo ordinario que puedas convertirlo en extraordinario.


¿Cierto que es simple? Entonces ¿qué esperas?

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