Me di el permiso de salir con
ella, estuve con ella, nos fuimos a un centro de meditación donde estuve en silencio
por casi dos semanas, sí en silencio total, no podía hablar con nadie, no podía
mirar a nadie ni toparme con nadie; y a pesar que no podíamos hablar sentí
mucha calma al darme cuenta lo especial que ella es para mí y que realmente es
alguien en quien puedo creer y confiar.
En este silencio también me di
cuenta que sin darme cuenta la rutina de la vida misma me envolvió y dejé de
tener ciertos detalles con las personas que quiero, incluso conmigo misma.
Felizmente estaba mi amiga con quien podría iniciar de nuevo en la aventura de
la vida con detalles.
Cuando llegó el día de poder
hablar, corrí a verla para abrazarla y mirarla a los ojos. La fui a buscar al
baño, me acerqué, levanté la mirada y ahí estaba ella en el espejo... era yo.
Fue realmente hermoso sentir que
soy amiga de mí misma.
Feliz día de la amistad. Pásala
lindo con las personas que amas, pero recuerda abrazarte y decirte tú misma, lo
especial y valiosa que eres.