Recuerdo mucho
que mis papás trabajaban y me fui con Leticia, la nana de aquel entonces. Me
llevó a mí y a mi gemela. No recuerdo muy bien la situación, pero sí recuerdo
que cuando llegamos al Nido con nuestros mandiles plomos, mi hermana entró sin
problema, en cambio a mi me dio mucho miedo y no quise entrar y solo me puse a
llorar y llorar. Para mí, seguramente un lugar desconocido, gente nueva,
experiencias nuevas.
Lloré tanto a mis cortos 4 ó 5 años, que la nana solamente a mí me regresó a la casa. Y me dijo que si no quería que le dijera a mi papá, tenía que barrer todo el primer piso, para mí en aquel entonces era como barrer un edificio entero, y preferí barrer a enfrentarme a eso desconocido para mí.
Lloré tanto a mis cortos 4 ó 5 años, que la nana solamente a mí me regresó a la casa. Y me dijo que si no quería que le dijera a mi papá, tenía que barrer todo el primer piso, para mí en aquel entonces era como barrer un edificio entero, y preferí barrer a enfrentarme a eso desconocido para mí.
Y vaya sorpresa
me lleve cuando en pleno barrer por “alguna razón” mi papá como nunca ese día
llegó a la casa antes que acabara la hora del Nido, y me encontró con la escoba
en la mano.
Hasta ahorita
recuerdo mucho esa mirada fija y penetrante, ¿qué me quiso decir? No lo sé,
solo sentí una mirada acusadora y seria como diciéndome, ¿que haces ahí?.
Al día
siguiente, no sé si fue mi papá o mi mamá, pero hablaron con la profesora,
hasta ahora recuerdo, mi Miss Blanquita, me recibió con tanto amor que cuando
entré al salón de clases, no quería despegarme de ella. Tengo la imagen de su
mirada tierna, dándome confianza para que ese día, mi primer día de clases, sea
feliz.
En la vida,
muchas veces nos pasa lo mismo, por temor a lo desconocido, por temor a “dar un
salto al vacío” e ir por lo que realmente queremos, preferimos “barrer un
edificio”, seguir haciendo lo que “nos tocó vivir” hasta que llegue una señal,
o una “mirada tierna” que nos dé confianza y coraje, aunque en nuestro interior
haya una mirada seria que nos dice de cuando en cuando: ¿qué haces ahí?. Y a
veces, se nos pasan los años sin darnos cuenta que esa mirada tierna, esa
confianza y ese coraje existe dentro de nosotros, y que si está “lleno de
polvo” aún podemos “barrerlo”, solo es cuestión de decisión!
Por eso te
invito a que mires dentro de ti y te preguntes si estás donde quieres estar o
si hay algo más que tu quisieras y que por miedo no tomas acción.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Gracias