Deberíamos ser
como los niños, solo se enfocan en lo que quieren, sin prejuicios y lo más importante,
disfrutan el proceso. Esto me hace recordar a mi Gabriel, quería disfrazarse de
zombi y mientras lo pintaban él estaba feliz, sin pensar en que dirá el resto,
en que si le quedará bien o mal, simplemente eso era lo que él quería y lo que
lo hacía feliz!
Cuantas veces
tenemos sueños, y lo primero que pensamos es en que si fracasaremos, sin darnos
cuenta que esos pensamientos, nuestros propios pensamientos son los que nos
alejan de lo que realmente queremos vivir.
Por eso,
aprendamos a observar cada día nuestros pensamientos, eso que callamos pero que
la mente y el corazón escucha. Es el primer paso para comenzar a generar un
cambio más positivo.
Recuerda que el
vivir en excelencia, es un modo de vida, una práctica constante desde tu mente
y solo depende de ti.
¿Qué harás?
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