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Hoy recordé el
primer día de clases de mi Luis Alonso, apenas tenía 1 año 8 meses, hace ya
como 11 años. Salió emocionado de la
casa, con su uniforme y con su lonchera, pero cuando llegamos al Nido,
simplemente no quería entrar, recuerdo que entré con él y me quedé por varios
minutos acompañándolo para que se sintiese seguro, y luego lo dejé. Pero, ¿qué
creen? No me fui, estaba tras la ventana mirándolo, ansiosa y preocupada porque
quería obviamente que todo el tiempo esté feliz, creo que me quedé como un par
de horas, observándolo, luego estuve rondando el Nido hasta la hora de salida,
yo tenía mucho miedo, era algo nuevo para él, y también tenía miedo que las
profesoras no lo trataran con el cariño adecuado para mí. Yo estaba a la
expectativa, si algo le hacían, las garras me salían. Finalmente mi hijito
estuvo tranquilo y de ahí salió feliz! Y ¿qué pasó conmigo? Si bien tenía la
emoción de esa nueva experiencia, no disfruté todo el proceso, porque estaba
llena de temores, era mi bebé y se lo estaba dejando a la “vida”.
Qué curioso, a
veces eso también nos pasa en otras situaciones, cuando se trata de emprender
algo nuevo, algún proyecto, y sobre todo cuando es algo que nos apasiona, tenemos mucho miedo “echarlo andar”, porque
es nuestro “bebé” y tememos que “no camine bien”, y qué hacemos muchas veces,
solo nos permitimos disfrutarlo en nuestra imaginación, por el miedo, por la
ansiedad, y si lo echamos andar, estamos
tan angustiados en el proceso, que las cosas no caminan, o se caen, y no nos
damos cuenta que cuando embarramos nuestros proyectos o sueños con temores y ansiedades,
nuestra mente no está enfocada en el sueño sino en los miedos y eso es lo que
hace que en el camino se detenga, y entonces, no son las circunstancias, sino,
nosotros mismos que interiormente no estamos lo suficientemente fortalecidos
para ir con coraje y no aprendemos a veces a disfrutar el proceso que es lo más
importante y que por increíble que les parezca es el disfrute del proceso lo
que realmente nos hace tocar nuestro sueño.
Yo por muchos
años solo lo “disfrutaba” en mi imaginación, pues tenía muchos “peros” y todos
válidos, pero gracias a las herramientas de la Programación
Neurolingüística (PNL), pude disminuir y
en algunos casos eliminar muchos temores que me impedían avanzar.
¿Qué haces tú? ¿Disfrutas el proceso de lo que emprendes? o por los
temores que tienes ¿Lo disfrutas en tu imaginación? Lo que realmente quieres ¿Lo
estás haciendo? Y si aún tu respuesta es “no”, ¿Harás algo por ti?, o ¿Seguirás
esperando que la vida pase?
Recuerda algo,
no importa qué estés viviendo ahorita, si realmente lo deseas, lo puedes
lograr.
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